Hoy es un día grande, y no lo digo porque se estrene el teaser de la última película de Batman (que también), sino porque blink-182 sacan nuevo single después de siete años de silencio. Casi nadie se acuerda ya de este devaluado grupo noventero, que pasará a los anales de la historia por ser "los del vídeo que imitaban a los Backstreet Boys y demás fauna". Me consta que a mucha gente les puede parecer una mierda, pero yo escucho sus discos, recuerdo aquella época y... joder, me hace mucha ilusión rememorar mis años mozos. Las primeras fiestas, los primeros amores, el primer sacrificio ritual de una vírgen... blink-182 siempre han sido sinónimo de verano. Una vez leí una entrevista en la que ellos mismos se describían como "mi primera banda de punk de Playskool" y no se me ocurre una definición más acertada. De hecho, de no ser por ellos, no tendría ni la mitad de cultura musical ni conocería a otros tantos grupos como Descendents, NO FX, Social Distortion, Weezer, Pignoise... El caso es que sé de algunos que reniegan de haber sido sus fans, cosa que a mí nunca me ha avergonzado admitir públicamente. No me creo que nadie haya empezado a oír música escuchando Tom Waits. Hasta el más pintado tiene escondidas debajo de la cama sus cintas de Aqua o el Bolero Mix. La evolución musical de blink-182 ha sido un tanto curiosa, ya que en su anterior disco sucumbieron al lado oscuro del "emo". Desafortunadamente, su nueva canción sigue por esos derroteros y ya poco o nada queda de sus melodías erótico-festivas de antaño. A mí, personalmente, no me gusta nada de nada. Quién sabe. Puede que, por suerte o por desgracia, ya no tengamos dieciséis años.